Interesante artículo de Pedro Sastre sobre China

¿Se repite la historia en China?: su intransigencia con los
desequilibrios comerciales provocó la caída del imperio.

“China es un ejemplo de milagro económico en las últimas décadas y se está
produciendo un cambio en su modelo económico. No obstante, recientemente se
han producido tensiones comerciales con sus principales clientes que podrían
desembocar en una guerra comercial. La experiencia del pasado no fue muy buena”

La transformación experimentada por China en las tres últimas décadas es quizás el
principal acontecimiento económico de la historia más reciente. La que es hoy
segunda economía del planeta posee importantes peculiaridades/fortalezas:
- Pese a la reciente desaceleración, el crecimiento medio de China en los últimos 30
años equivale a una tasa media del 10% anual, el triple que EE.UU. y cuatro veces
Europa. El crecimiento está basado en la inversión y el sector exterior. Para que
continúe el crecimiento es necesario un gradual cambio de patrón, que un mayor
consumo vaya sustituyendo a la inversión (hoy representa más del 45% del PIB, el
doble frente a países desarrollados) y al sector exterior; ello hace necesaria la
aparición de una “clase media” masa crítica de potenciales consumidores.
- La clase media potencial de China puede equivaler a la de Europa entera. En algo
más de una década se estima que se han incorporado a la clase media unos 40
millones de personas (casi la población de España entera). En el futuro se calcula
que unas 300/400 millones podrían engrosar la clase media, cifra que no parece
descabellada mirando la trayectoria reciente y que ello sólo representaría a uno de
cada 3-4 chinos.
- La educación en el trabajo, la disciplina y el sentimiento nacional son activos
intangibles pero muy poderosos y apreciados en la cultura china.
- Creciente peso de I+D. China intenta poco a poco sustituir imitación por
innovación: su gasto en I+D es hoy más del doble que el de Europa.
Buena parte de la transformación descrita ha llegado de la mano del comercio
exterior, con importantes flujos comerciales y resultado marcadamente favorable
para el país asiático. Un dato muestra en parte su éxito en el arte de exportar: su
liderazgo mundial en las reservas en oro y moneda extranjera, que totalizan 3,3
billones de dólares a cierre de 2012.
Pero no todo ha sido (no es) un camino expedito para China. Su éxito comercial ha
supuesto la aparición de fricciones con los grandes bloques económicos mundiales.
Exponemos algunos ejemplos recientes:
- Diferencias con EE.UU.: la primera economía del planeta persevera en acusar a
Pekín de mantener artificialmente bajo frente al dólar el tipo de cambio de su
moneda, el yuan renminbi, hecho que hace más competitivas las exportaciones
chinas. Recientemente, Obama insistió al Primer Ministro chino que su país debe
tomar medidas que corrijan el desequilibrio monetario, mejore la situación
deficitaria comercial de EE.UU. y permita a los norteamericanos exportar más a
China.
- Diferencias con Europa: la Comisión Europea ha acusado abiertamente a China de
favorecer, con subsidios, la producción de paneles solares en el país asiático. Esta
política está provocando, según la Comisión, la pérdida de empleo y cierre de
fábricas de este sector en Europa. También acusa a China de subsidiar equipos
inalámbricos de telecomunicaciones, con el consiguiente poder de fijación en
precios para los fabricantes asiáticos. La situación ha derivado en la imposición de
aranceles a estos productos, que podrán elevarse si China no cambia dichas
políticas…
China por su parte amenaza con la toma de medidas similares y ya ha anunciado
que estudia establecerlos en las importaciones de vinos, un negocio muy
importante para países mediterráneos como Francia, Italia o España.
¿Algo nuevo? En realidad no… China ya tiene experiencias históricas negativas en
pulsos comerciales con otras potencias económicas a lo largo de la historia. La más
célebre, la llamada guerra del opio, fundamentalmente contra Gran Bretaña y que
traería consigo la caída de la dinastía Qing y con ella la China imperial.

Entre los siglos XVI y XVIII la actividad comercial entre las principales potencias
económicas del momento y China se había intensificado…aunque básicamente en
una sola dirección. Los británicos estaban ansiosos por colocar sus productos a
cambio de la seda, porcelana o el té chino, muy demandados en Europa. Pero sus
deseos chocaban con la autocomplacencia china, imperio instalado en un régimen
autárquico y que implicaba la falta total de interés por los productos europeos.
Como gesto de buena voluntad, el emperador chino había permitido la exportación
limitada de productos chinos a través del puerto de Cantón. Pero sólo a cambio de
precios desorbitados que debían ser pagados en oro y sobre todo en plata. Y seguía
en todo caso prohibiendo la importación de productos británicos al mercado chino.
El resultado: un elevado y creciente déficit comercial en el comercio de Gran
Bretaña con China, aspecto que los británicos consideraban intolerable…
La solución llegó con el opio. Su introducción de forma ilegal en China desde la
India británica se produjo en 1825 y su extensión y adicción entre los chinos fue
veloz como la propia pólvora (este último por cierto también un invento chino). Las
ventajas de la decisión británica fueron evidentes: pingües beneficios, reducción del
flujo de la plata hacia China, corrección del desequilibrio comercial y creación de
empresas que han sobrevivido hasta nuestros días como el HSBC (Hong Kong and
Shanghai Banking Corporation), fundado en 1865 con el objetivo de administrar las
ganancias procedentes del contrabando del opio.
Los problemas sociales y de salud pública derivados del consumo de opio se
hicieron evidentes en China por lo que el emperador del momento, Daoguang,
prohibió su consumo y rogó a la reina Victoria de Inglaterra, a través de su
comisionado, el cese de la exportación de opio a su imperio.
En vano porque no recibió respuesta alguna. La destrucción de grandes cantidades
de opio por parte de los chinos en el único puerto comercial autorizado a los
británicos desencadenó la furia anglosajona y el inicio de las archiconocidas guerras
del opio (1839-1842 y 1856-1860).
El resultado de estas guerras y los posteriores tratados tuvieron consecuencias
desastrosas para China. Entre otras:
1) La apertura al comercio británico (y francés) de nuevos puertos comerciales,
hasta totalizar once. En cada puerto China aceptaría el amarre de un barco de
guerra para asegurar la defensa a las potencias vencedoras.
2) La pérdida de Hong Kong (soberanía sólo recuperada recientemente).
3) Autorización para navegar libremente por el río Yang-Tse.
4) Concesión de permisos de residencia a ciudadanos británicos y franceses y la
imposibilidad de juzgar a extranjeros bajo la ley china por crímenes cometidos
en el país.
5) La legalización del comercio del opio.
En definitiva, se produjo la pérdida de su posición de supremacía en los
intercambios comerciales dentro de su propio territorio. Hechos que con el tiempo
desembocaron en la caída de la dinastía Qing en 1911 y pusieron fin a la China
imperial.
En definitiva: ¿qué probabilidades hay de que se repita la historia? Pregunta con
difícil respuesta:
-Por un lado, China no imaginó en su día que negarse a abrir sus mercados le
acarrearía tan desastrosas consecuencias. Así, la historia le dice que debe ir con
cuidado en sus políticas comerciales y productivas, caracterizadas en la actualidad
por los elevados subsidios y la sobrecapacidad en algunos sectores clave.
-Por otro lado, la posición de China en el mapa geopolítico actual le otorga una
clara posición de fuerza. Este mayor poder se traslada al terreno económico, hecho
que provoca una mayor cautela en la toma de decisiones de sus socios comerciales
(negociaciones y apercibimientos hacia China antes que la toma efectiva de
sanciones en muchos casos).

En conclusión, vemos difícil el que se pueda obligar a China a tomar decisiones a
priori contrarias a sus intereses. Pero la historia se repite y China lo sabe.

Pedro Sastre
Responsable de Estrategia en Banca Privada de B. March
Fuente: http://www.euribor.com.es/foro/economia-bolsa-y-actualidad/26856-informe-de-estrategia-de-mercado-de-b-march-de-julio.html#post165057

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